Los muertos, de Jorge Carrión (Mondadori, 2010)

MÁS ALLÁ DE ORIÓN

Hay dos maneras limitadas de leer Los muertos: como mero experimento formal y como afirmación de una supuesta vanguardia literaria. Varios iconos de la narrativa audiovisual contemporánea aportan su cuota al imaginario de este libro: Terminator, Lost, Los Soprano, Blade Runner, Watchmen, etcétera. Incluso Facebook o Second Life le prestan estructuras conductivas. Pero Los muertos ―que bebe también de Piglia, Sebald, Ballard o Shakespepare― es algo más que una novela y, al mismo tiempo, muestra lo que en esencia debiera ser toda novela del siglo XXI. Por un lado, la reflexión crítica que plantea ha de tomar por fuerza el modelo del ensayo y la hermenéutica sobre la ficción. Por otro, y a pesar de una austeridad narrativa implacable, Carrión cumple con varios de los cometidos de todo escritor que se tenga a sí mismo por artista: abrir el texto a significados no textuales; mostrar un tema de fondo ―la identidad, la memoria o la muerte― con coherencia en la forma; ser honesto al delimitar las reglas del juego y el campo semántico de lo posible en su obra; y, sobre todo, cuestionarse lo real. ¿Quién no se ha preguntado por todo lo que vería Roy Batty más allá de Orión? ¿Quién no ha deseado redimir de la muerte a sus héroes y jugar otra partida con su avatar?

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Publicado en la columna «These books are made for walking» de la revista BCN Week, número 86, mayo de 2010. Ver en formato ISSUU (recomendado).