Microcríticas literarias en Twitter (II)

  • 11. Doctor Glas • Hjalmar Söderberg • @Alfabia_BCN/ Valoración: ★★★★☆ "Magistral y afilada novela contra la hipocresía" / http://t.co/2P9jWjwd
  • 12. El otro McCoy • Brian McCabe • @JekyllandJill / Valoración: ★★★★☆ "Agridulce y adictiva novela sobre la identidad" / http://t.co/YHIygsiz
  • 13. El callejón de las almas perdidas • W.L.Gresham • @sajalin_ed / Valoración: ★★★★☆ "Fábula genial de nuestra sordidez" / http://t.co/W5DVrT5x
  • 14. La conjetura de Perelmán • Juan Soto Ivars • @Ediciones_B / Valoración: ★★★☆☆ "Vibrante estreno de un narrador nato" / http://t.co/fSCOPx5D
  • 15. Vida de un idiota • Akutagawa Ryunosuke • Satori / Valoración: ★★★★☆ "Descarnados relatos sobre el abismo interior" / http://t.co/eI0CS1DB
  • 16. Rue de l’Odéon • Adrienne Monnier • @galloediciones / Valoración: ★★★★☆ "Deliciosa declaración de amor a los libros" / http://t.co/oqpti5P4
  • 17. Los ensimismados • Paul Viejo • @paginasdeespuma / Valoración: ★★★★☆ "Una sutil y original forma poética del cuento" / http://t.co/nhV4BM7Z
  • 18. Carabinieri • Fernando Martín Pescador • @Xordica / Valoración: ★★★☆☆ "Libro gamberro e iconoclasta, pegado a la vida" / http://t.co/vePlOxwT
  • 19. El libro de las maravillas • Fernando Clemot • @EdBarataria / Valoración: ★★★☆☆ "Contar otras vidas desde su sombra" / http://t.co/D8qY6j1D
  • 20. Siete • Alberto Chimal • Salto de Página / Valoración: ★★★★☆ "Lo mejor de un cuentista genuino, extraño y arrollador" /http://t.co/JCq5Pl3H

Anteriores: Microcríticas literarias en Twitter (I).


Mi idea inicial era colgar una de estas microcríticas (una editora las ha llamado hoy "tuitreseñas") al día en mi cuenta de Twitter, pero no siempre será posible. De modo que hoy he publicado allí seguidas las que tenía pendientes hasta hoy. También he incluido tres libros que ya recomendé brevemente en este blog hace unos meses. Lo que sí haré con cierta regularidad es, como dije en la entrada anterior, ir recopilando en esta página las que publique, cada decena, por ejemplo. Con ello, y también por los enlaces que adjunto al final de cada tweet para que pueda ampliar su información sobre cada libro, espero poder orientar al lector. El enlace en cada número de la lista, por cierto, remite al tweet original.

Repito, por ir al grano, a qué podrían corresponder esas estrellas con las que acompaño mi escueta "frase de faja" sobre cada título: mal libro (★☆☆☆☆), libro fallido con detalles interesantes (★★☆☆☆), buen libro (★★★☆☆), libro excelente (★★★★☆) y obra maestra (★★★★★). E insisto: pocas veces emplearé las cinco estrellas porque no abundan las obras maestras y, salvo excepciones, seguiré fiel a mi filosofía de prestar más atención a las buenas lecturas que a perder y hacer perder el tiempo con las otras. Lecturas que, por cierto, tendrán casi siempre que ver con la narrativa y sólo ocasionalmente con la poesía.

Microcríticas literarias en Twitter (I)



Desde hace casi un mes he empezado a publicar en mi cuenta de Twitter lo que, por resumir, he llamado "microcríticas literarias", y que iré recopilando cada cierto tiempo en esta página. El objetivo no es otro que el de orientar al lector de un modo directo y según un criterio que será mejor o peor, pero que para muchos, y tras mis colaboraciones como crítico literario y periodista cultural en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia, las revistas Qué Leer, Tiempo y BCN Mes y varios medios digitales, ya se ha ido ganando en los últimos años un mínimo de credibilidad. Los motivos principales para dar salida a esta suerte de "microrreseñas" (nombre quizá más propio, pero algo más feo) son, entre otros, el poco espacio del que dispongo para la crítica profesional en los medios (donde propongo a veces reseñar títulos o tratar temas, por lo visto, "demasiado minoritarios" y que no pasan el corte) y la simple y llana falta de tiempo para leer y reseñar todos los libros que me llegan de los departamentos de prensa de las editoriales o que me envían sus propios autores. Y además, por varias razones, desde las más inmediatas (hay que ganarse la vida) a las más complejas (después de que mis peores experiencias laborales y personales en el ejercicio de la crítica literaria y el periodismo cultural fueran, precisamente, con medios que por norma no remuneran a sus colaboradores), ya no me compensa dedicarme a esto por amor al arte, cosa que sin embargo sigo haciendo en casos puntuales, como por ejemplo en la revista BCN Mes, ya que en mi columna mensual dispongo de libertad absoluta para elegir los contenidos y consigo hacerle llegar mis recomendaciones a buen número de lectores, al menos en la ciudad de Barcelona.

Puede que todo esto no suene demasiado romántico, pero así están las cosas, con revistas amenazadas por el cierre o que, por imperativos de dirección, prestan cada vez menos atención a las letras en sus secciones de cultura. Como digo, seguir empleando horas de escritura (cuando la propia obra y otros menesteres las reclaman desesperadamente) de forma altruista es cada vez una opción menos atractiva para mí. Y entiendo que también para otros: de mi etapa al frente de la revista 330 ml, en la que la concisión (junto con la pluralidad) también era bandera, guardo buenos recuerdos por los aciertos de muchos y he sacado partido de no pocas lecciones tras los errores propios y ajenos, pero aunque no fuera el único, el motivo fundamental de su cierre fue, precisamente, que tras sus seis meses de vida no conseguí encontrar financiación para remunerar a los colaboradores, una condición sine qua non para cualquier proyecto que emprenda en el futuro y que la coherencia personal impone.

Por otro lado, es imposible abstraerse de las posibilidades de las redes sociales y del uso que de ellas hacen escritores, editores, lectores, críticos y otros agentes culturales (empezando por los libreros, un colectivo especialmente activo que con Twitter, Blogger, Facebook y demás ha tomado un protagonismo muy interesante y necesario en los últimos años), por lo que sintetizar en la cápsula de un tweet lo que le ha suscitado a un crítico la lectura de un libro, además de una tarea mucho más ardua de lo que parece a primera vista, puede ser sobre todo útil para el lector más o menos apresurado y, demasiadas veces, saturado de información.

Esto no es tan diferente a los comentarios que a menudo pueden hacerse dos escritores (dos lectores) acodados en la barra de un bar, cuando se preguntan por sus últimas lecturas y suelen ser bastante más francos y directos que en público (de hecho, con algunos libros el divorcio entre lo que se comenta en privado y lo que se dice o se calla en los medios es casi total). Sí lo es en la presentación de esa síntesis, pero mis "Microcríticas literarias en Twitter" básicamente recogen ese mismo espíritu lapidario y sincero que algunas veces la crítica literaria olvida. El formato será siempre bien sencillo: título del libro, autor, editorial (con su cuenta en Twitter, si la tiene), valoración y enlace a la ficha del libro en el sitio web de la editorial. En cuanto a mi valoración, la fórmula se me antoja casi la única posible en un espacio tan reducido como un tweet, con un escueto titular precedido por una nota entre cinco categorías (resumiendo a destajo): mal libro (★☆☆☆☆), libro fallido con detalles interesantes (★★☆☆☆), buen libro (★★★☆☆), libro excelente (★★★★☆) y obra maestra (★★★★★). He elegido las estrellas no por capricho, sino por su familiaridad para el navegante digital, ya que es un formato bastante usual en la red, desde las páginas más generales a las especializadas, como por ejemplo Goodreads. Pocas veces, pues, emplearé las cinco estrellas (por mucho que digan algunas fajas y solapas de libros, no, no abundan las obras maestras) y casi nunca sólo una, por permanecer fiel a mi filosofía de prestar más atención a las buenas lecturas que a perder y hacer perder el tiempo con las otras. De momento la acogida de la iniciativa está siendo bastante buena y, por supuesto, acepta imitadores.

BCN Mes, número 9

Nuevo número de la revista BCN Mes, en el que he colaborado con una entrevista (p.3, en Writers based in Barna) a Ainhoa Rebolledo, autora de Mari Klinski, de la nueva editorial Honolulu Books, que esta misma tarde presenta en Barcelona su proyecto (a las 20h en la sala Miscelanea del Raval, calle Guardia, 10, con el libro de Ainhoa y el poemario E-mails para Rolan Emmerich, de Sergi de Diego Mas). Y como cada mes, encontraréis también mi columna Bloomsday Menu (página 20), en esta ocasión dedicada a autores latinoamericanos, con reseñas al libro de relatos La noche, del mexicano Francisco Tario (Atalanta) y la novela Moravia, del argentino Marcelo Luján (El Aleph). En el artículo habitual hago una brevísima lista de menciones a algunos de los autores latinoamericanos que viven y trabajan en Barcelona, así como a algunas novedades de autores latinoamericanos publicadas por editoriales de esta ciudad.

Los que no estéis en Barcelona, o si no os viene bien acercaros a por vuestra revista en papel (15.000 ejemplares gratuitos disponibles en casi 500 locales de la ciudad y en las diferentes sedes de la UB), podéis consultar el PDF completo en este enlace a ISSUU o debajo, directamente, leer los textos en esta entrada.



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AMÉRICA, AMÉRICA

by Sergi Bellver


CUENTISTA A ESTRIBOR

En el panteón de la gran literatura latinoamericana, tantas veces asentada sobre el cuento, y al lado de Borges, Cortázar, Quiroga, Saer, Arreola, Rulfo o Felisberto Hernández, sorprende que hasta ahora no figurara un autor como Francisco Tario (Ciudad de México, 1911), un completo desconocido en nuestro país, a pesar de que figuras como García Márquez señalaran en su momento el valor de su obra. La editorial Atalanta se apunta el tanto del descubrimiento por estos lares y nos revela a un narrador genial, dueño de una prosa vibrante y en estado de gracia, a través de los relatos reunidos en La noche y de un prólogo esclarecedor sobre la vida y la obra de Tario. Hijo de emigrantes asturianos y, ya para quien esto escribe, uno de los escritores mexicanos mejor dotados para el cuento, Tario fue un personaje irrepetible: portero de fútbol, pianista, empresario y, sobre todo, autor instalado en el margen. Desde ahí, Tario se lanzó a una escritura libérrima, portentosa e inclasificable, con obras como Equinoccio, malvada colección de aforismos a la altura del Diccionario del Diablo de Bierce, o Una violeta de más, una suerte de elegía escrita ya en su etapa final en Madrid, donde fallecería en 1977. Pero sobre todo con estos relatos, verdaderos prodigios de imaginación y tajos profundos de la mirada de Francisco Tario sobre las cosas (enfocada desde lo inverosímil: un muñeco, un ataúd, un barco o una gallina) que, como grietas, hacen tambalearse las convenciones del relato breve y, de paso, airean los secretos de la condición humana.

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La noche ● Francisco Tario ● Atalanta


VOLVER

Marcelo Luján (Buenos Aires, 1973) reside desde hace años en España y, después de varios títulos, publica ahora su segunda novela, Moravia, que le confirma como uno de los narradores más solventes y honestos del panorama actual. Aunque Moravia tiene mucho de crónica argentina y homenaje tanguero a los años 50, el porteño arranca su novela con dos temas universales: la necesidad, a veces violenta, de que el otro nos acepte y la soledad del artista en sus inicios. A partir de ahí, y a través de un detonante que le dará un potente giro a la narración, Luján hace con el género negro lo que todo buen novelista con ambiciones literarias, es decir, utilizar sus resortes para contar una historia y no quedarse en el manierismo de las fórmulas. Con ese punto de vista, y sin olvidar su deuda con El extranjero de Camus, Moravia es una novela emancipada de clichés, con una prosa equilibrada, entre lo poético y lo efectivo, con la que su autor demuestra conocer la demora en el detalle y, al mismo tiempo, poseer la agilidad del buen flautista de Hamelin (armando en este caso con un bandoneón a su protagonista), que sabe llevar a los lectores a su terreno hasta el final del viaje, brillante en esta novela. Moravia es una carga de profundidad sobre la impostura, el rencor, la emigración, el destino, la ambición y los lastres de la memoria o, por decirlo con Gardel, sobre el “miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida”.

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Moravia ● Marcelo Luján ● El Aleph


TODO UN INMENSO JARDÍN

Eso es América, cantaba apasionadamente Nino Bravo, soñando con una tierra de promisión que con los años ha ido basculando entre destino y origen de las esperanzas de aquellas generaciones que, a uno u otro lado del charco, desearon un futuro mejor. En las últimas dos décadas nuestro país llegó a convertirse en lugar de acogida para multitud de escritores latinoamericanos, y en especial Barcelona, tal vez gracias al eco de los años 60 y su feracidad editorial, por obra y gracia de la agente Carmen Balcells. Sobre aquel momento dulce, sobre García Márquez, Vargas Llosa y muchos otros, el periodista Robert Saladrigas ha publicado recientemente Voces del «boom» en la editorial Alfabia, pero, después de aquello, después también de Roberto Bolaño, ¿qué queda hoy del gran exilio literario latinoamericano en Barcelona? ¿Ha reverdecido ese inmenso jardín entre nosotros o, como muchos de sus compatriotas, en tiempos de crisis vuelven los escritores a sus países? Quizá el matiz sea distinto, pues el obrero que decide regresar cuando el sueño se desmorona no está exactamente en la misma posición que el escritor, aunque la vida cotidiana de este último pueda ser a veces tan precaria. Sin embargo, todavía encuentra aquí un tejido editorial que a menudo falta en su país, a pesar de que a veces la creatividad y las ideas florezcan con más fuerza precisamente en lugares como México, Argentina o incluso los EE.UU., cada vez más hispanos. En todo caso, tal vez el jardín esté en nuestra orilla un poco descuidado y falto de semillas, a pesar del empeño editorial de sellos como Anagrama en descubrir una vez sí y otra tampoco al nuevo Bolaño de los huevos de oro.

Con todo, nuestra ciudad sigue siendo espacio de encuentro para los autores venidos de la otra orilla del idioma. Dedicados también al periodismo cultural, como el argentino Matías Néspolo o la peruana Gabriela Wiener. Reconocidos narradores como el mexicano Jordi Soler, el peruano Santiago Roncagliolo, los argentinos Raúl Argemí y Flavia Company o el colombiano Juan Gabriel Vásquez. Poetas como los argentinos Carlos Vitale o Antonio Tello. Todos han elegido Barcelona o su entorno para vivir, aportan su acento y, ya sean referentes en nuestras letras como el porteño Rodrigo Fresán o aún no tan conocidos como el mexicano Juan Pablo Villalobos, los escritores latinoamericanos nutren sin duda nuestro panorama literario. A veces como reactivos de la vida cultural de la ciudad. Es el caso del novelista ecuatoriano Leonardo Valencia y los talleres de su Laboratorio de Escritura, de la narradora chilena Claudia Apablaza a cargo de la colección de vanguardias latinoamericanas en la editorial Barataria, del periodista y poeta peruano Jaime Rodríguez Z. al mando de la revista Quimera o del argentino Hernán Casciari con su proyecto al frente de Orsai.

Pero sobre todo Barcelona ha sido, desde aquellos dulces 60, y sigue siendo una cabeza de puente editorial para que otros autores latinoamericanos se den a conocer entre el público español, a través de sellos como el de Herralde pero también de las editoriales independientes más modestas. Cabe destacar en los últimos dos años a escritores como los argentinos Martín Lombardo, con su novela Locura circular en Libros del Lince, o el gran Fabián Casas, quien tras Los lemmings y otros repite este año en Alpha Decay con Ocio. Precisamente en su colección Héroes Modernos, esta editorial barcelonesa publicará también en 2012 No leer, un particular compendio de ensayos literarios del chileno Alejandro Zambra, una de las nuevas voces más interesantes de ese inmenso jardín americano.


ainhoa rebolledo://
WRITERS BASED IN BARNA

by Sergi Bellver

© Paul-Simon Geddis

Ainhoa Rebolledo (Santiago de Compostela, 1987) vive y pedalea en Barcelona. Desde Poble Nou le pone mayúsculas a las cosas IMPORTANTES de la vida, trabaja en una editorial, maquina EL fanzine Mapache Press y vigila su bici. De bicicletas, de la educación sentimental de esta descarada adorable y de unas cuantas cosas más va Mari Klinski. That's How I Roll, el debut literario de Ainhoa Rebolledo en Honololu Books, un nuevo sello editorial que arranca también con el poemario E-mails para Roland Emmerich, de Sergi De Diego Mas.

Escoge una canción para esta charla. Tenemos cinco minutos.
Pues “Valvoline”, de Scoutt Niblett, en la que grita I AM THE DRIVER miles de veces mientras toca la batería como una loca. Esa es la banda sonora de Mari Klinski.

¿Madame Bovary Klinski eres tú con rueditas o hay algo de ficción sobre ese sillín (casi suelto un spoiler, tú haz como si nada)?
Mari Klinski es un libro basado en hechos reales como los telefilmes de sábado por la tarde en Antena 3.

La primera pedalada la diste en ese blog TAN tuyo (letspretendweweredrunk.com), ¿cómo llegaste de ahí a Honolulu, Hawai?
La editora de Honolulu leía mi blog, donde ya contaba pequeñas anécdotas de mi querida bicicleta, y me sugirió hacer una versión extended en papel. Entonces desarrollé mi historia de amor-odio con la bicicleta desde mi infancia hasta mi postadolescencia y parimos a Mari Klinski. ¿Has visto la cubierta? Es tope bonita.

La he visto, y hasta me he leído el libro. En él, Mari Klinski no rueda sólo por Barcelona, pero tus dardos son más certeros y cabrones con esta ciudad.
Se habla muy bien de Barcelona en las revistas de tendencias pero en realidad, en la vida sincera, es una ciudad diseñada para turistas y que maltrata a sus residentes. Barcelona da bastante asco porque se roban bicicletas y bolsos a punta de navaja, se cierran locales de música en directo y las líneas de metro están mal diseñadas. ¡A veces no puedes ir en metro a un sitio sin hacer tres trasbordos!

El maldito Bicing es como irse con una fulana soviética en tandas de media hora. ¿Tú eres fiel a tus bicis, lloras si te dejan (otro spoiler, casi)?
Cuando llegué a Barcelona, lo primero que hice fue sacarme la tarjeta del Bicing, pero ya no la tengo. Lo de esas bicicletas es para darles de comer aparte ya que cada una le cuesta al ayuntamiento 2.000€ (sin contar mantenimiento) y son tan pesadas, tan inútiles... ¿Que si soy fiel a mis bicis? Ahora tengo otra, se llama Piñata.

Hablando de fidelidad, Paul-Simon Geddis es, entre otras cosas, el hombre con el que has dado a luz al Mapache. Háblanos del fanzine, de las alegrías y disgustos que os ha dado ese hijo.
Paul-Simon Geddis es EL HOMBRE. Mapache Press es una publicación con ambiciones imperiales y una excusa tremenda para hacer fiestas. Sólo nos ha traído alegrías, los disgustos nos los ha dado la Guardia Urbana...

Junto a la Dra. Norma llevas, como la Dra. Hache, un consultorio gamberrísimo para Norma Jean Magazine.
Oh, sí. Desarrollo mi lado femenino en el Consultorio Norma Love, una gran sección de esa revista, y la verdad es que me cuesta porque no es que yo sea demasiado femenina, pero estoy resolviendo dudas de belleza, dietas, psicología, moda y “demás cosas femeninas” como si fuera una experta.

En la contra de tu libro Alberto Olmos te hace la ola y Cristina Fallarás mete mayúsculas, Rebolledo style. ¿Lo vas a petar, no?
Son dos entrañables personas a las que admiro, con las que he bebido cerveza en alguna ocasión y que han accedido a escribir algo bonito sobre Mari Klinski. Sí, la verdad es que me hace mucha ilusión.

Honolulu parece bonito y tiene palmeras pero, ¿habrá novela de Ainhoa Rebolledo, esto sólo ha sido un polvo rápido, lo tuyo es amor a la literatura o QUÉ?
Qué va, la literatura es muy siglo XX, aunque me cae más o menos bien (cuando no es pretenciosa), pero sí, ha sido un polvo rápido. Y sin condón. La verdad es que Mari Klinski es más divertida que cualquier pez gordo de la literatura ganador de cualquier premio literario tipo Planeta o Random. He dicho.