Presentación de Hijos de Babel en Barcelona


Mañana, jueves 28 de febrero, y a las 19.30 horas, tendrá lugar en la librería La Central de la calle Mallorca la presentación de Hijos de Babel. Reflexiones sobre el oficio de traductor en el siglo XXI, libro colectivo de ensayos editado por el sello Fórcola. Contaremos con la presencia de su editor, Javier Jiménez, y de cuatro de los catorce autores, David Paradela, Eduardo Iriarte, Eduardo Moga y Marina Bornas.
Moderaré un debate en torno a la traducción (literaria, sobre todo, pero no exclusivamente) que espero sea tan ameno e interesante como el propio libro, tanto para otros traductores como para cualquier lector que desee desmadejar un poco más el ovillo de miradas, voces e interpretaciones que tejen eso que llamamos literatura.

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Agenda de La Central
Reseña de Antonio Rivero Taravillo en Estado crítico

BCN Mes, número 19


Desde hoy mismo, jueves 14 de febrero, se empieza a distribuir por Barcelona el nuevo número de la revista BCN Mes. Ya sabéis, disponible de forma gratuita en casi 500 locales de Barcelona y en las sedes de la UB. También podréis leer la revista completa desde cualquier parte en ISSUU (imagen al final de esta entrada).

Tanto mi columna "Bloomsday Menu" de este mes como las tres recomendaciones del Chef Bloom giran en torno a la novela negra, con especial acento a la escrita en castellano.

| bloomsday menu |

BOLSA NEGRA DE BASURA

by Sergi Bellver

Más allá de los tópicos sobre el género y de su éxito comercial, la novela negra se postula como uno de los pocos discursos que le quedan hoy a la novela social, una enorme bolsa de plástico literario en la que sacar a la calle toda nuestra basura moral. La posibilidad sintoniza con otro canal que la ficción ofrece últimamente para la crítica sociológica con algunas de las mejores teleseries actuales, y se acentúa más si cabe en este tiempo en el que la “alta literatura” española parece en manos de autores que se debaten entre mirarse el ombligo y perfeccionar su siguiente pirueta formal, totalmente alejados de la realidad. Y eso que pocas veces como ahora, cuando la corrupción y la miseria ética y cultural sacuden nuestra sociedad de arriba a abajo, han tenido los escritores tantas y tan buenas razones para agitar conciencias.

Dicen que la novela negra es un pariente literario menor y que, como género, sigue patrones demasiado simples y definidos. Aunque es cierto que a menudo se repiten esquemas en el género negro y, en especial, en el policial, donde el lector suele acompañar al protagonista en la resolución de un crimen, ambos prejuicios saltan por los aires cuando revisamos clásicos noir como los de Chandler, Hammett o Simenon, pero también de autores de aquella “alta literatura” que abordaron esta otra perspectiva, como Capote o Martin Amis. De modo que, como siempre, no hay motivo malo para su tratamiento literario, ni tratamiento literario desdeñable cuando hay motivos para una buena historia.

Caliente aún el cadáver de la última edición de BCNegra, comisariada por Paco Camarasa, ínclito librero de Negra y Criminal, surgen algunas reflexiones pertinentes, como quizá replantearse el formato en futuras ediciones, pero la ocasión invita sobre todo a cuestionarse otros matices exclusivamente literarios. En cualquier librería de Barcelona, las mesas de novedades dedicadas a lo negro y policial están copadas por autores escandinavos y norteamericanos. Autores a veces sobrevalorados, empezando por algunas de las omnipresentes divas suecas, que saturan la oferta con propuestas poco imaginativas y, sobre todo, con una prosa más que discreta (a la que ni siquiera traicionan para bien sus traductores). Hay excepciones, desde luego, como Michael Connelly entre los norteamericanos o Arnaldur Indridason entre los escandinavos, por citar sólo un par, pero justo cuando se cumple una década de la desaparición del gran Vázquez Montalbán, una sensación cobra fuerza y nos da en plena cara, como un puñetazo: algo le falta a la novela negra en nuestro idioma.

Cuando en lo literario, la reflexión y la crónica social más interesante en la actualidad del género viene de manos del siciliano Andrea Camilleri (no en vano, el mejor legatario del creador de Pepe Carvalho), del griego Petros Màrkaris o del bosnio Ivica Djikic, queda claro que esa otra mirada europea meridional ofrece un espejo más cercano en el que mirarnos para una probable y necesaria renovación del género en nuestro país. Deberían tomar nota los editores y hacer su labor detectivesca en busca de autores capaces de conectar mejor con nuestra realidad. Hay vida y hay buenas letras después de Carvalho, y ahí están el Ricardo Méndez de González Ledesma, los Bevilacqua y Chamorro del premiado Lorenzo Silva o las historias de Andreu Martín y Carlos Zanón, pero ojalá lleguen pronto unos cuantos sospechosos más, con nuevas ideas e historias, que ayuden a completar la escena del crimen.

| chef bloom recomienda |

Andreu Martín
RBA

El veterano autor convierte Barcelona en escenario para otro acto del drama oculto de la mafia china.

Carlo Flamigni
Siruela

Con un extraordinario sentido de la tragicomedia y una mirada genuina, Flami­gni es todo un hallazgo.

Osvaldo Aguirre
El Aleph

Potente y eléctrico retrato de la sordidez humana, a cargo de un narrador de raza y con voz propia.


Presentación de Y encima es mi cumpleaños en Barcelona


Este viernes, día 15 de febrero, y a las 20 horas, presentaremos el primer libro de Manuel Astur, Y encima es mi cumpleaños, que es un conjunto de poemas en prosa, de prosas poéticas o de cápsulas de vida con banda sonora y todo. Tanto da. De paso, también conoceremos en Barcelona a la nueva editorial Esto no es Berlín, refundada, renovada y con ganas de comerse el mundo. O, cuando menos, de fumárselo en pipa. De momento, ya han apostado por un autor que no dejará indiferente a nadie, como podréis comprobar el viernes si os pasáis por Pequod Llibres, en el número 59 de la calle Milà i Fontanals, en Gràcia. Os esperamos.

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Cómpralo en Pequod
Reseña en La Playa de Madrid

"Arrabal, ventrílocuo del pánico" en Culturamas



La blasfemia de los grandes espíritus agrada más a Dios
que la plegaria interesada del hombre vulgar.
F. A.

Fernando Arrabal decidió nacer en Melilla para poder admirar a su padre y hoy es una instalación de su circunstancia. Pero no un provocador ―ni siquiera con su presencia menuda, siempre a punto de elevarse en alas de su pajarita―, porque la provocación es un infantilismo aleatorio y Arrabal está enfermo de exactitud y ciencia. En el hotel Le Meurice de París, Fernando Arrabal se encontró una vez con el divino Salvador Dalí, que fue huésped de la suite 102 ―la que en su día ocupó Alfonso XIII― cada mes de diciembre durante treinta años. Arrabal, que dirigía entonces una representación teatral, dejó a sus cinco actrices «lesbianas maoístas y revolucionarias» encadenadas para visitar a Dalí. Al genio catalán, como al de Melilla, quienes no le conocieron del todo le llamaron también provocador, como si apenas fuera otra cosa. Sin embargo, también él era un gran amante de la ciencia, al igual que Arrabal, preocupado por la problemática del azar. En 1985, Salvador Dalí convocó a los más reputados científicos del momento en su Teatro-Museo de Figueras. Matemáticos, físicos y filósofos llegaron desde todo el mundo al ombligo del Ampurdán para dibujar y calcular sus respuestas. Arte, pensamiento y ciencia unidos en un congreso bajo el nombre «Proceso al azar». Al hilo de esta cuestión, en la presentación de 2010 en Barcelona de la película Regression, de Joan Frank Charansonnet, Fernando Arrabal se expresó en estos términos:
«La provocación es un acto cretino, autodestructor, y no puedo imaginar a una persona del talento de Dalí, de Beckett, de Duchamp, de matemáticos como Mandelbrot, o de Louise Bourgeois, haciendo este acto cretino que es la provocación. No podemos ser provocadores porque sabemos que la provocación no se puede programar. Hemos jugado siempre, hemos estado siempre apasionados por ese gran problema que es la confusión, que es el azar. ¿Qué pasa con la indeterminación? ¿Qué pasa con lo que dice Kurt Gödel? ¿Cómo podemos combatir la confusión? ¿Cómo podemos prever la indeterminación? Hemos intentado dar soluciones imaginarias. Nada de locura. La imaginación nos ha interesado siempre, como la memoria. Y es que la imaginación es el arte de combinar recuerdos. Y tengo la suerte y la desgracia de haber estado siempre con esos primeros avatares de la modernidad, que se han consagrado a la ciencia. Y hemos intentado dar soluciones imaginarias a la ciencia, pues no tenemos otras. El pánico no es una locura. La patafísica no es una locura.»
El arrabalismo va a llegar. Y no habrá entonces quien sujete la mesa de los biempensantes. Que venza. Que venza la mesa y todo se venga abajo. Que gane Fernando Arrabal esta partida de ajedrez en la que es al tiempo peón mineral, pez soluble y artista a pie de obra, alfil de ideas que seccionan en diagonal la pesadez de las cosas, torre de marfil herida por el rayo y diestro de rinocerontes. Rey de vastos territorios, caballo verde del tiempo y reina por un día. Dramaturgo, cineasta y poeta. Cabeza parlante del siglo XX que todo ha visto y no todo cuenta, superviviente de Dadá y avatar pánico. Perfecto desconocido, niño-faro asombrado de sí mismo, viajero atónito del siglo XXI, desempleado superdotado, aparejador pictórico y ensayista enterrador de maquinarias. Bufón doctorado en todas partes menos en Harvard, escritor nómada y homeless en la casa de putas de las letras.

Arrabal arrobado en sí mismo y a la vez dueño de su renuncia a ser el sastre de emperadores a quienes retrata y prefiere desnudos. Arrabal como reencarnación de un mandarín milenario. Locomotora a escala con retrovisores y en vía circular. Armador de bosques para el naufragio. Reactor nuclear portátil infectado de curiosidad, buscador nato, eléctrico, imparable como la febril acometida de la nueva China. Arrabal, Lao Tsé en Times Square escuchando jazz con su iPod, marcador intelectual en un itinerario GPS por París, estrella fulgurante de Youtube. Ajedrecista generoso y genesíaco, genio arrogante, pensador arriesgado, creador arrabalero, potencia de las negras que se defiende como el maldito Bobby Fischer en sus mejores horas y le da la vuelta a todo. A todo. Como a un guante, Arrabal le da la vuelta a las cosas y lo formal salta entonces por los aires, y de nuevo el hecho artístico o la broma inaudita suceden, y el ventrílocuo y su criatura se convierten en las manos de Escher, perseguidoras siamesas del mismo trazo en el que el diálogo se confunde y alimenta.

***

Para seguir trenzando la espiral de ese diálogo y para celebrar el ochenta cumpleaños del genio, el editor del sello aragonés Libros del Innombrable, Raúl Herrero ―que ya había publicado del dramaturgo numerosos textos, como la novela La matarife en el invernadero, el drama El cementario de los automóviles o el Diccionario pánico, sobre el grupo que Arrabal creó junto a Jodorowsky y Topor―, le dedicó a finales del pasado verano el libro colectivo Arrabal 80, un voluminoso monográfico de tributo al melillense que recoge textos de autores como Kundera, Houellebecq, Ionesco o Beckett, junto a la participación de numerosos artistas, escritores, críticos, académicos e intelectuales españoles. En esta obra se reúnen artículos, estudios, poemas, piezas dramáticas, entrevistas ―al autor y a su esposa― y textos inclasificables en homenaje a Fernando Arrabal, muchos de ellos inéditos, además de un cuaderno interior con reproducciones de diversas obras de arte dedicadas al autor, cuatro de sus obras de teatro completas y el artículo por el que Arrabal recibió el premio Mariano de Cavia en 1998. En definitiva, un trabajo exhaustivo, multidisciplinar y poliédrico con el que Libros del Innombrable pone al alcance tanto de neófitos como de expertos la dimensión de la obra y de la figura de Fernando Arrabal, en torno a las que el checo Kundera escribió:
«Arrabal no se parece a nadie y el grado de su singularidad alcanza el límite de lo concebible. Él es el último superviviente de lo que yo llamaría surrealismo hispanocéntrico, surgido de una muy vieja locura barroca, surrealismo cervantino, sombrío y cruel, surrealismo ritual empapado de liturgia que se presenta en él bajo una decena de rostros.»

Publicado en Culturamas el 2 de febrero de 2013.