
"A Vigalondo y a un buen puñado de jóvenes “artistas del ingenio” les vendría bien bajarse de la ola, dejar de ensayar su movimiento de cejas en el photocall de los estrenos o en las portadas de los suplementos y ponerse a trabajar en serio."
"El trabajo hará libre a Vigalondo y no habrá ninguna coacción a su libertad de expresión, lo único que seguirá habiendo siempre serán las consecuencias que acarreen nuestros actos y que tendremos que asumir como adultos."
"La libertad de expresión y la libertad creativa del artista debieran estar al servicio de otras causas que no fueran sólo la promoción personal o esta plaga actual de autocomplacencia entre tanto gafapasta ilustrado. Con la que está cayendo. En Egipto, en Grecia, en Francia, salen a la calle. Aquí hacemos chistes y firmamos manifiestos en defensa del bufón. Ese es nuestro preocupante nivel de rebeldía [...]"
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