Los pobres desgraciados hijos de perra,
de Carlos Marzal (Tusquets), en BCN Week

EL RUIDO Y EL TURIA

No es habitual que un autor cambie la vía poética por la narrativa (o viceversa) sin que su tren descarrile. El poeta Carlos Marzal, sin embargo, ya mantuvo el tipo en su novela Los reinos de la casualidad y ahora, con los relatos de Los pobres desgraciados hijos de perra, alcanza un doble logro: conservar aquella cruda potencia lírica de Metales pesados pero modular esa voz de manera coherente en el difícil terreno del cuento. Una lectura apresurada puede anotar en este libro cierta voluntad cronista de un espacio (el valenciano) y de un tiempo (el de la propia educación sentimental) concretos, pero ambos son poco más que pretextos para que la alquimia genuina de Marzal suceda en cada relato. Queda rastro del poeta en el narrador pero en este caso no es un equipaje del que no haya sabido desprenderse, sino la impedimenta del soldado que se expone, que se sirve de la literatura para dar la cara. En otro sentido, el modo en que cuento y vida se trenzan y diluyen en Los pobres desgraciados hijos de perra recuerda a narradores como Halfon o Aramburu, pero con una mirada más cortante e incómoda. Marzal acude a Faulkner no sólo para titular su trabajo, sino también para despojar de escrúpulos su prosa y mentir, justo a tiempo, para escribir verdad.

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Publicado en la columna «These books are made for walking» de la revista BCN Week, número 93, enero de 2011 (enlace web / +enlace ISSUU directo a p. 21).