Aroma de alcanfor, de Naiyer Masud (Atalanta, 2010)

KAFKA EN LUCKNOW

Cabe deshacerse de esa piel muerta del cinismo y reconocer que, también en literatura, la sencillez puede ser habitada por una fuerza conmovedora. La editorial Atalanta demuestra pocos complejos y mucha sensibilidad al traernos textos como los de Aroma de alcanfor, con el mismo buen criterio en la edición que en esas otras fantásticas recuperaciones del sello, como el clásico Ramayana.

Cada uno de los relatos de Masud contribuye a labrar con sutileza una celosía, a través de la cual se nos sugiere una India inspirada que se recrea en lo lírico, pero también una India real e irónica, redescubierta y al mismo tiempo reconocible, mutable, viva, como el agua de una poza, cristalina en la superficie y densa en el fondo de cada historia. Aroma de alcanfor renuncia al tópico y no al poso universal que la vida nos deja en cada herida, en cada deseo, en cada centímetro que cedemos al sueño. Hay algo, sí, muy kafkiano en sus textos ―lo vería cualquier buen lector aunque no le avisaran―, entre lo onírico y su huella en lo real. Masud sabe cuándo cargar su técnica y su sed a un lado u otro del fiel, en una balanza que al final ofrece la misma lectura: la literatura, a veces, sucede.

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Publicado en la columna «These books are made for walking» de la revista BCN Week, número 87, junio de 2010. Ver en formato ISSUU (recomendado).