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Avispero n.º 13: Mujeres

Desde hace dos semanas circula ya por Oaxaca y otros puntos de México la edición en papel del decimotercer número de la revista Avispero, dedicado en esta ocasión a la obra, el pensamiento y el legado de numerosas mujeres de letras. Desde mediados de 2009, el filósofo y narrador Leonardo Da Jandra y la pintora Agar Arteaga mantienen, con la colaboración de un amplio colectivo de jóvenes y de varios autores mexicanos, esta iniciativa a favor de la cultura, el pensamiento y el debate, hecha desde Oaxaca y para todo el mundo hispano.

De nuevo y por mi parte, he participado en tareas de coordinación y redacción, reclutando en esta ocasión a siete firmas invitadas, una chilena, una argentina, dos mexicanas y tres españolas, todas mujeres: la narradora Alia Trabucco Zerán («Annemarie Schwarzenbach, extranjera»); la escritora Verónica Nieto («Angela Carter, Cynthia Ozick y el Manifiesto cíborg»); la editora y traductora Raquel Vicedo («Vivian Gornick, la mujer en busca de sentido»); la profesora universitaria Andrea Palaudarias («Simone Weil no pensó en comer»); la columnista y escritora Emma Riverola («Rodoreda y nuestro horror particular»); la poeta Ina Olvera («La mirada que habita el tiempo») y la escritora Alana Gómez Gray («La lectura de best sellers en México»). Además, he publicado también el artículo «Maestras de la narrativa», en el que hago un somero y humilde repaso a muchos años de lecturas que le debo a docenas de grandes escritoras.

Podéis leer de forma gratuita los contenidos de la revista en línea, artículo por artículo en la página de AvisperoEn breve se publicará también el PDF completo en formato ISSUU, para que podáis ver la maqueta original o descargar el archivo. Recordad que están disponibles los números anteriores en formato digital y en ISSUU, y que puede seguirse el día a día de las actividades del colectivo en Facebook y Twitter. Si os parecen contenidos útiles o interesantes, no dudéis en difundirlos por las redes y entre vuestros contactos.

Avispero n.º 12: Migración

Ya ha salido de imprenta en México el nuevo número de la revista Avispero. Como explicamos en su editorial, dedicamos esta entrega al tema de la migración, un asunto al que nos hemos acercado desde diversos puntos de vista. Como siempre, el filósofo y narrador Leonardo Da Jandra y la pintora Agar Arteaga sostienen este singular empeño por difundir la cultura en y desde Oaxaca. Una tarea a la que se suman el equipo habitual de jóvenes colaboradores de la revista, varias firmas mexicanas y otros autores hispanoamericanos. Las potentes ilustraciones de este duodécimo número son obra del artista mexicano Daniel Lezama.

Por mi parte, en esta ocasión agradezco la colaboración de cinco firmas invitadas: Claudia Salazar Jiménez, Ariadna Castellarnau y Tomás Sánchez Bellocchio hablan de su experiencia como escritores emigrados en, respectivamente, los artículos «Escribir en Nueva York», «De la naturaleza del inmigrante» y «Vivir y escribir afuera»; Martín Lombardo traza un posible panorama de autores hispanoamericanos en otro lugar con su texto «Fantasmas del emigrado», y David Aliaga escribe el breve pero trabajado ensayo «Paul Celan: lengua y territorio». Además de mis labores usuales de edición y coordinación junto al gran Alejandro R. Beteta, publico también dos contenidos: «La brava ambición», una crítica del último libro de cuentos de Antonio Ortuño, La vaga ambición (Páginas de Espuma, 2017), y «Cuaderno de dunas», una selección de los primeros seis meses de mis diarios.

Podéis leer la revista en línea, artículo por artículo en la página de Avispero, consultar o descargar su PDF completo o también cada archivo aparte por cada texto. Más adelante actualizaremos otros enlaces para facilitaros la lectura. Recordad que están disponibles los números anteriores en nuestro sitio digital y en nuestra cuenta en ISSUU, y que puede seguirse el día a día de nuestras actividades en Facebook y Twitter. Si os parece interesante o útil nuestro trabajo, os agradeceremos toda difusión en las redes y entre vuestros contactos.

«El cuento español del siglo XXI» en Avispero

Cuatro variables deberían definir la escritura de un artículo como éste: conocimiento, motivación, destinatario y contexto. Empezando por el final, ésta no es una publicación académica pero sí tiene voluntad de rigor y divulgación, de modo que no conviene tomar el asunto a la ligera. El destinatario natural de esta revista es el lector mexicano, aunque pueda leerse en varios formatos en América Latina y en España. Con eso en mente, la motivación de mi texto es la difusión de ciertas obras allá donde no llegan normalmente y, con humildad, pero sin modestia, tras casi una década dedicado al cuento en varias tareas y aunque sólo fuera por los centenares de libros de relatos leídos ―y tantas lagunas, aún así―, creo que puedo compartir aquí mi conocimiento sobre el tema. Pensemos, sin embargo, en una conversación distendida de lector a lector ―de hecho, no muy distinta a las que tuve a menudo con otros colegas escritores y editores durante los seis meses que residí en México―, aunque falten ahora el mezcal y ciertas maldades. Y a partir de ahí trataré de responder a una doble pregunta tan imaginaria como plausible y concreta desde el otro lado de la mesa: ¿qué se ha hecho últimamente en el cuento en España que valga de veras la pena y qué deberíamos leer aquí para saberlo?

Y mi primera consideración tiene que ver con una paradoja que señalo en cuanto me dejan: será que los libros flotan mal, porque resulta casi imposible que crucen el Atlántico, al menos en dirección a América Latina. Paseando por las librerías de la Ciudad de México, Guadalajara o Puebla, me resultaba prácticamente imposible encontrar un solo libro de algún narrador español actual, salvo las cuatro vacas sagradas de siempre. Me cuentan que sucede lo mismo en Bogotá, Buenos Aires, Lima o Santiago de Chile. No hay, pues, verdadera circulación ni trasvase de propuestas entre las dos orillas de nuestro idioma, y la literatura en español permanece estabulada en cada taifa, salvo por los autores latinoamericanos que los grandes grupos editoriales españoles deciden premiar para intentar ampliar su mercado, o los que, gota a gota, calan en un tejido editorial independiente algo más permeable al intercambio literario. La situación se agrava en el campo del relato. En resumen: los mejores libros de cuentos que se han publicado en España en lo que llevamos de este siglo apenas han tenido difusión en México y el resto de América Latina.

El compadre golpea la mesa con el vaso desde el otro lado del idioma e insiste: ¿qué deberíamos leer pues? Tomo aire y le cuento una pequeña historia, de dónde viene el asunto y cómo hemos llegado hasta aquí. El siglo XX dejó algunas vías abiertas en el cuento español, desde el legado de autores como Ignacio Aldecoa, Ana María Matute y muchos otros, hasta el trabajo de maestros que siguieron en la brecha al cambiar de centuria, como Medardo Fraile, Juan Eduardo Zúñiga, Cristina Fernández Cubas, Ramiro Pinilla o Javier Tomeo. La década de los 90 se despidió con los deslumbrantes inicios de carreras literarias ahora consolidadas. Pienso en Eloy Tizón y su proverbial Velocidad de los jardines (1992); en El que apaga la luz (1994), de Juan Bonilla; en El aburrimiento, Lester (1996), del genial Hipólito G. Navarro; en el bello Frío de vivir (1997), de Carlos Castán; o en los primeros libros de relatos de Quim Monzó, autor en catalán cuyas traducciones al castellano influyeron a varias hornadas de nuevos cuentistas. De todos modos, el cuento español comenzó el siglo XXI como había malvivido en el anterior, siendo el hermano pobre de la novela para editores, medios, crítica y público. Nada que ver con el respeto que se le tiene al género en América Latina o el mundo anglosajón, donde también, toca admitirlo, han surgido cuentistas de mayor talla y proyección universal. Tal vez por la efervescencia en su día de los blogs literarios españoles dedicados al cuento, que tuvo su punto álgido entre 2006 y 2009 ―y entre los que destacó El síndrome Chéjov de Miguel Ángel Muñoz―, quizá por algunos premios literarios dedicados al género, como el Ribera del Duero o el Setenil, y desde luego por la aparición, el riesgo y la consolidación de varios sellos independientes que le prestaron especial atención al relato breve en su catálogo, la sensación recurrente de “mala salud de hierro” fue poco a poco dando paso a la que hoy parece una situación más o menos saneada, como mínimo desde un punto de vista editorial: mejores o peores, lo cierto es que hoy se publican muchos libros de cuentos en España y ya no hay lugar para la queja solemne, salvo por el desdén mediático y la pobre recepción general de la crítica.

Ni siquiera en una panorámica tan breve y somera como la de este artículo, inevitablemente subjetivo, ni desde luego tampoco en esa conversación imaginaria de cantina con mi compadre, estaría justificado hablar del cuento español de este siglo sin mencionar la labor de algunas de esas editoriales independientes. La más señera es, desde luego, Páginas de Espuma, volcada casi en exclusiva y de forma militante en el cuento. También Menoscuarto lleva a cabo una tarea sostenida y encomiable, y otros sellos como el prolífico Salto de Página, la rigurosa Pre-Textos, los cazatalentos de Tropo, la valiente Candaya o la incombustible Ediciones del Viento, entre otros, han publicado a algunos de los autores españoles que hoy en día son referencia ineludible en el cuento español. No sería justo, sin embargo, desdeñar aquí a los grandes sellos editoriales, pues entre su vorágine comercial también han apostado por excelentes cuentistas, como es el caso de Fernando Aramburu o la ya mencionada Cristina Fernández Cubas en Tusquets; Ignacio Martínez de Pisón o Adolfo García Ortega en Seix Barral; o Felipe Benítez Reyes y Pedro Zarraluki en Destino, por citar sólo unos pocos. Además de la sólida construcción de esos otros catálogos independientes en torno al cuento, merece la pena detenerse en dos antologías de ambición canónica aparecidas en 2010: Pequeñas resistencias 5, que Andrés Neuman elaboró para Páginas de Espuma, y Siglo XXI, a cargo de Fernando Valls y Gemma Pellicer en Menoscuarto. Uno quitaría y añadiría nombres aquí y allá, pero el lector latinoamericano que sienta curiosidad por el cuento español podría empezar a seguir el rastro de la presa por esas dos pistas. Y entre esas huellas se encuentra sin duda la aportación de muchos autores nacidos en América Latina pero que han armado su carrera editorial en España y, con ello, han construido también el cuento español: el propio Andrés Neuman, Clara Obligado, Eduardo Halfon o Fernando Iwasaki son sólo algunos ejemplos.

Mi compadre se impacienta, apura el mezcal invisible y me increpa: “ya, ya con la charla, pero, ¿qué libros?”, y me pide libros chingones que tendrían que cruzar el charco. Trato de organizar la lista de algún modo para que tenga pies y cabeza, pero también para que nadie corte la mía por olvidarme de demasiados títulos. De manera que, a grandes rasgos, pienso en tres posibles grupos: los narradores natos, los innovadores y los bichos raros. Es por esa voluntad de estilo por donde alcanzo a recordar algo entre tantos libros, y no por temas, escuelas ni paisajes. El gran cuentista José María Merino amonestó en cierta ocasión la “deslocalización” de las historias y los espacios en el cuento español, pero no me parece buena ni mala, sino sólo un síntoma más de nuestro tiempo y una decantación natural de décadas de lecturas cosmopolitas. Lo que en un cuento cuenta de veras es, en todo caso y para quien esto escribe, el fogonazo que ilumina un espacio secreto, el destilado de lo real en el alambique de la ficción o el trazado de una vía tangente. Innovadores, narradores puros o bichos raros, el cuento español es diverso, inclasificable e irregular, pero creo que hay al menos una decena de cuentistas españoles cuya obra va a permanecer viva en las siguientes décadas de este siglo, y en eso se resume todo al final en literatura: en lo que olvidamos pronto y lo que pervive de algún modo en cada acto íntimo de lectura.

Recomendaría a mi impaciente compadre y a cualquier lector latinoamericano que comenzara leyendo a Matute, Fraile, Tomeo, Zúñiga o Cubas, pero si pudiera facturar en una maleta veinte kilos de libros para que se hiciera una idea atinada del cuento español del siglo XXI, empezaría sin dudarlo por Hipólito G. Navarro, bicho raro y luminoso como El pez volador (2008). Si de luz hablamos, añadiría enseguida Técnicas de iluminación (2013), de Eloy Tizón, el libro de relatos ―en― español más inspirado de los últimos años. Me arriesgaría en la aduana con la eterna búsqueda de Javier Sáez de Ibarra en Mirar al agua (2009) y el material inflamable de La vida ausente (2006), de Ángel Zapata. Para compensar, incluiría a tres narradores puros, como Gonzalo Calcedo, Jon Bilbao y Óscar Esquivias, pero dudaría qué título elegir de cada uno, aunque creo que me decidiría, respectivamente, por La carga de la brigada ligera (2004), Como una historia de terror (2008) y Pampanitos verdes (2010). En una esquina, bien protegidos, colocaría Museo de la soledad (2000), de Carlos Castán; Los peces de la amargura (2006), de Fernando Aramburu; Leche (2013), de Marina Perezagua; y Ocho centímetros (2015), de Nuria Barrios. Y en la otra, para combatir el dolor, pondría analgésicos del tipo El camino de la oruga (2003), de Javier Mije; Llenad la Tierra (2010), de Juan Carlos Márquez; El mundo de los Cabezas Vacías (2011), de Pedro Ugarte; Una manada de ñus (2013), de Juan Bonilla; Mientras nieva sobre el mar (2014), de Pablo Andrés Escapa; y Hombres felices (2016), de Felipe R. Navarro. No me dejaría unos cuantos libros brillantes sin los que cojearía la maleta, como El hombre que inventó Manhattan (2004), de Ray Loriga; Bar de anarquistas (2005), de José María Conget; Gritar (2007), de Ricardo Menéndez Salmón; Estancos del Chiado (2009), de Fernando Clemot; No es fácil ser verde (2009), de Sara Mesa; Antes de las jirafas (2011), de Matías Candeira; La piel de los extraños (2012), de Ignacio Ferrando; y El Claustro Rojo (2014), de Juan Vico. Para romperle la cabeza a quien pretendiera requisarlos, cubriría el conjunto con Alto voltaje (2004), de Germán Sierra; El malestar al alcance de todos (2004), de Mercedes Cebrián; Breve teoría del viaje y el desierto (2011), de Cristian Crusat; y Los ensimismados (2011), de Paul Viejo. De contrabando irían algunas sustancias extrañas y adictivas como El deseo de ser alguien en la vida (2007), de Fernando Cañero; Nosotros, todos nosotros (2008), de Víctor García Antón; Órbita (2009), de Miguel Serrano Larraz; Los monos insomnes (2013), de José Óscar López; y Extinciones (2014), de Alfonso Fernández Burgos. Creo que la maleta ya reventaría a estas alturas, pero para que mi interlocutor imaginario no se quedara con las ganas buscaría hueco y le daría una oportunidad a alguno de los primeros libros de relatos de jóvenes como Aixa De la Cruz, Mariana Torres, Juan Gómez Bárcena, David Aliaga, Raquel Vázquez o Almudena Sánchez. Estoy seguro de que la compañía aérea me hará pagar por exceso de equipaje, y de que camino del aeropuerto olvidaré algún buen libro, como acabo de hacer ahora. Habrá sido el mezcal de mi compadre.

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Artículo publicado en el n.º 11 de la revista mexicana Avispero,
octubre de 2016, p. 31. También disponible en línea.

Avispero n.º 11: España y México

Detalle de la portada. Grabado de Iván Gardea.
Desde hace unas semanas circula en México el nuevo número de la revista Avispero, dedicado en esta ocasión a los puentes culturales entre España y México y a sus literaturas. Bajo la batuta del filósofo y narrador Leonardo Da Jandra y de la pintora Agar Arteaga, al equipo habitual de jóvenes colaboradores de la revista en Oaxaca se han unido en esta ocasión otras firmas mexicanas y varios colaboradores españoles invitados, con lo que Avispero se refirma como una publicación singular en el ámbito hispano en su labor de difusión de la literatura, el arte y el pensamiento en nuestro idioma.

En este número he trabajado mano a mano con el oaxaqueño Alejandro Beteta en la edición de la revista y he coordinado las firmas que han escrito desde y sobre España: Josep Maria Nadal Suau, Raúl Quinto y yo mismo aventuramos una panorámica de, respectivamente, la novela, la poesía y el cuento en la España de lo que llevamos de siglo XXI; Bárbara Pérez de Espinosa Barrio repasa la narrativa española reciente publicada por mujeres; Miguel Barrero dibuja un retrato literario de Antonio Muñoz Molina; Santiago García Tirado comenta las posibles tendencias en la novela española a cuento de Mario Cuenca Sandoval; Ramón Rozas sigue los pasos de Valle-Inclán en México; Antonio Rivero Taravillo hace lo propio con Luis Cernuda y otros autores, y Alfonso Fernández Burgos escribe sobre Camilo José Cela a propósito de su centenario. Además, Álvaro Baquero-Pecino habla de literatura española actual en Estados Unidos y Guillermo de la Mora evoca la figura de Pío Baroja.

Del lado mexicano podemos encontrar artículos, columnas y ensayos a cargo de Eduardo Antonio Parra, Helena Beristaín, Úrsula Fuentesberain, Éricka Santíes, Luis Bugarini, Alejandro Baca, Hiram Barrios, Guillermo Lara Villarreal, J.M. Lecumberri, Diego Merino Hernández Lazarín, Andrés Cota Hiriart y Pablo Raphael. También dos cuentos de Lucero García y Ángel Aristarco —en castellano y en zapoteco—; reseñas a los recientes ensayos de Jacobo Siruela y Arthur Zajonc; y sendas entrevistas de Slaymen Bonilla y Alejandro Beteta a los filósofos Mauricio Beuchot y José María Filgueiras Nodar. Los grabados que ilustran este número son obra del artista Iván Gardea, del que Ángel Morales elabora una semblanza que cierra la revista.

Una vez más, queda en manos de los lectores hispanoamericanos conocer y valorar nuestro trabajo, y, si lo consideran oportuno, difundir nuestra labor. Podrán encontrar la edición en papel en diferentes bibliotecas y centros culturales de México, a los que seguirá llegando la revista desde Oaxaca, como también en futuras presentaciones en otras ciudades del país, tras las que ya tuvieron lugar en la capital oaxaqueña y en la Feria Internacional del Libro del Zócalo de la Ciudad de México.

Y desde ahora mismo y en cualquier parte del mundo, puede leerse el PDF de Avispero en línea, gracias al enlace interactivo que cierra esta entrada. Continúan disponibles los números anteriores en nuestro sitio digital y en nuestra cuenta en ISSUU, y puede seguirse el día a día de nuestras actividades en Facebook y Twitter.

Avispero n.º 10: Latinoamérica

Acaba de salir de imprenta en México el nuevo número de la revista Avispero, auspiciada por el filósofo y narrador Leonardo Da Jandra y la pintora Agar Arteaga. Una vez más, el equipo de jóvenes talentos que saca adelante la revista ha hecho un gran trabajo, confirmando a Avispero como una publicación de calidad que difunde desde Oaxaca y para todo el ámbito hispano la literatura, el arte y el pensamiento en nuestro idioma. Un empeño que cobra más sentido si cabe con el tema central de nuestro décimo número: las literaturas de América Latina.

En esta ocasión he tenido el honor de firmar el editorial de la revista, dedicado al potencial cultural latinoamericano, así como de invitar a seis escritores de primer orden que colaboran en este número desde diversos países: el uruguayo Ramiro Sanchiz escribe un artículo en profundidad sobre Mario Levrero; Javier Payeras hace recuento de la poesía guatemalteca; Miguel Antonio Chávez traza una panorámica del cuento contemporáneo en Ecuador y el paraguayo Juan Ramírez Biedermann hace lo propio con la narrativa de su país. Para ampliar la perspectiva, Santiago Vaquera-Vásquez reflexiona desde el sudoeste de Estados Unidos sobre literatura chicana y Marta Aponte Alsina escribe sobre la narrativa reciente de Puerto Rico.

Además de los artículos de los dos editores de facto de la revista, los oaxaqueños Alejandro Beteta y Guillermo Santos, que escriben respectivamente sobre el escritor colombo-mexicano Fernando Vallejo y sobre el ilustrador de esta entrega, Jan Hendrix, podemos encontrar un buen número de artículos interesantes, sobre figuras como Haroldo Conti, Rubem Fonseca, Felisberto Hernández, Julio Ramón Ribeyro, Clarice Lispector, José María Arguedas o Jesús Gardea, y a cargo de firmas como el chileno Carlos Labbé o los mexicanos Pergentino José Ruiz y Javier García-Galiano, entre otras muchas, además de un cuento de Pablo Soler Frost.

De nuevo, le corresponde ahora a los lectores conocer y valorar nuestro trabajo, leer los artículos, reseñas y semblanzas, y, si lo consideran oportuno, difundir nuestra labor. Podrán encontrar la edición en papel en diferentes bibliotecas y centros culturales de México, a los que irá llegando poco a poco la revista desde Oaxaca, como también en futuras presentaciones en otras ciudades del país. La primera será en la capital oaxaqueña el próximo viernes, día 2 de octubre, y tendrá lugar a las 19 horas en el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, sede habitual de nuestros talleres.

Y a partir de este mismo momento y desde cualquier parte del mundo, ya pueden leer el PDF de Avispero en línea (en breve estará disponible su versión web, texto por texto), gracias al enlace interactivo que cierra esta entrada. Más de doscientas páginas de lectura a su disposición. Les invito también, si lo desean, a revisar números anteriores en nuestro sitio digital y a seguirnos en nuestra página en Facebook y nuestra cuenta en Twitter.

Avispero, la revista

Cuando la editora y fotógrafa Inka Martí y el filósofo y narrador Leonardo Da Jandra me propusieron durante la pasada Feria del Libro de Madrid que me mudara una temporada a Oaxaca, supe que la experiencia personal y vocacional iba a desbordar la simple idea de un retiro creativo para terminar mi segundo libro de relatos. Lo que no podía predecir era la cantidad de oportunidades y proyectos que se abren ahora ante mí para los próximos años y la calidad del grupo humano que iba a encontrarme aquí, desde la maestría vital del propio Da Jandra al torrente de energía de su compañera, la pintora Agar Arteaga y, desde luego, a todos los jóvenes talentos que llevan a cabo una revista como Avispero, en la que me invitaron a colaborar.

No creo exagerar si escribo aquí lo que vengo manifestando en los eventos que estamos realizando en torno al nuevo número, como la primicia de hace dos semanas en Huatulco o la concurrida presentación del pasado sábado en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, primeros encuentros de los que vendrán a lo largo de los próximos meses en México: que Avispero es una revista de primer nivel, a la altura de las mejores de toda América Latina y sin nada que envidiarle a los medios españoles con los que he colaborado desde 2010. Lo que llama aún más la atención si tenemos en cuenta que, a día de hoy, tras nueve entregas y sin dejar de remunerar a sus colaboradores, Avispero sigue siendo esencialmente una revista gratuita para el lector, hecha con la firme voluntad de difundir desde Oaxaca y para todo el ámbito hispano la literatura, el arte y el pensamiento, con especial énfasis en los nuevos valores de las letras y las artes en nuestro idioma.

He tenido el placer de ser el editor invitado de este noveno número, dedicado a la literatura mexicana, como lo fueron anteriores ediciones a las literaturas nacionales de Japón, Argentina, Chile o Alemania, entre otras. Junto al trabajo de todo el equipo, desde el primer al último colaborador, desde la firma consagrada al novel y hasta al diseñador y maquetador, quiero resaltar la labor de los dos auténticos editores de la revista, los jóvenes oaxaqueños Guillermo Santos y Alejandro Beteta, y muy en especial el esfuerzo logístico de Agar Arteaga, capaz de remover cielo y tierra para que una revista así suceda y llegue a manos de los lectores. En este número, además, hemos tenido el privilegio de contar con la obra gráfica del reconocido pintor Francisco Toledo, toda una institución en el arte y la cultura de Oaxaca y México.

Por mi parte, junto a las tareas de edición, he colaborado con el artículo «Cinco propuestas y una mirada extranjera sobre la nueva narrativa mexicana», en el que hago un repaso somero a las novelas y los libros de relatos de autores mexicanos que han tenido difusión en España en los últimos años y también a los que he podido comenzar a leer en mi estancia en el país. Por mis inevitables lagunas lectoras, he pasado por alto a demasiados autores, pero creo honestamente que he acertado en las cinco propuestas finales de mi texto, que pueden servir al lector hispanoamericano para tomar el pulso de la mejor narrativa mexicana en lo que llevamos de siglo: Yuri Herrera, Antonio Ortuño, David Miklos, Alfredo Peñuelas y Pergentino José Ruiz.

Ahora le toca a los lectores conocer nuestro trabajo, leer los artículos, reseñas y semblanzas, y, si lo consideran, difundir nuestra labor por el boca a oreja o a través de las redes sociales, gracias a nuestra página en Facebook y nuestra cuenta en Twitter. Podrán encontrar la edición en papel en diferentes bibliotecas y centros culturales del país, a los que irá llegando poco a poco la revista desde Oaxaca, como también en futuras presentaciones en otras ciudades. Y, a partir de este mismo momento y desde cualquier parte del mundo, ya pueden leer Avispero en línea, gracias al enlace interactivo que cierra esta entrada o, si lo desean, revisando números anteriores en nuestro sitio digital.

Estamos volcados en dar a conocer este número y agradeceremos todas las sugerencias e impresiones de los lectores para mejorar, pero ya trabajamos en el décimo, que dedicaremos a América Latina y con el que esperamos tejer una red de complicidades por todo el continente para dar un salto en calidad y difusión que prepare el terreno para el ilusionante proyecto editorial que traemos en mente para los próximos años.

Nace Contexto

Para los que todavía creemos en cierta forma de hacer las cosas —ética, audaz y responsable—, el nacimiento de Ctxt —léase «contexto»— es una feliz noticia. Este nuevo periódico digital está llamado a ser una referencia, y en su blog los lectores podéis tomar nota de su contundente y honesta declaración de intenciones, más relevante si cabe en este tiempo en el que desde demasiados medios no parece ponerse en valor ni el trabajo de los colaboradores ni la inteligencia de los lectores. Por mi parte, es todo un honor que su director, el reconocido periodista Miguel Mora, haya depositado su confianza en mí como colaborador, ya que en Ctxt podréis leer periódicamente mis artículos y columnas.

Con un planteamiento tan ambicioso como serio y coherente, que aboga de veras por la independencia, en Ctxt han tenido el acierto de reunir a profesionales de prestigio con nuevas voces que tienen mucho que decir, por lo que espero que con esta nueva sinergia —en la que creemos una larga lista de periodistas, escritores y artistas— logremos mover cosas en el ámbito periodístico y cultural hispano y, sobre todo, que os sintáis partícipes al acompañarnos en este viaje. Por supuesto, Ctxt está presente y activo en las redes sociales, con una cuenta en Twitter y una página en Facebook. También podéis colaborar en esta aventura a través de su proyecto de micromecenazgo en Verkami. Bienvenidos.

Cuaderno de Oaxaca


En el primer fin de semana de la Feria del Libro de Madrid, a finales del pasado mayo, y gracias a la complicidad de una buena amiga y a la generosidad de dos nuevos aliados, se cruzó en mi camino la posibilidad de una larga estancia en México. Hace más de dos años que improviso mi ruta itinerante por España, desplazándome allá donde surja un trabajo o un techo y, sobre todo, donde encuentre una ventana de tiempo que pueda dedicar por entero a la escritura. Mi existencia nómada puede parecer a veces radical o, cuando menos, poco convencional, pero más allá de la necesidad de volcar todos mis esfuerzos en la creación literaria o de pagar convencido y en soledad el precario peaje que implica esta forma de libertad, la experiencia me aporta un día tras otro una increíble fuente de vivencias propias y ajenas. Así, me vacuno contra la habitual endogamia de los círculos literarios y permanezco atento a un impredecible coro de voces de personas de todo tipo y condición. Ese rico discurso colectivo me habla de otras vidas, las de personas que comparten el gusto por la lectura pero cuyos caminos vitales no pueden ser más diversos. Escucharles, convivir a veces con ellas y conocer sus historias potencia y matiza mi noción de todo lo real que tiembla allá fuera, lejos del ensimismamiento del escritor con su obra —y arqueo aquí las cejas contra esa pedantería con el mismo sano desdén de José Hierro en sus poemas— , esto es, más cerca que nunca del pálpito del mundo, que es el lugar desde el que quiero decir las cosas al escribir.

Y escribo esto ahora, a 2 de octubre de 2014, en el aeropuerto de Ginebra, a pocas horas de emprender mi vuelo a Ciudad de México, vía París. En los próximos meses conoceré la vida cultural de la capital mexicana, recorreré sin prisa mi camino hacia el sur, me encontraré con algunos amigos y colegas de oficio en otros puntos del país y, finalmente, pasaré unos meses en una pequeña aldea de la sierra interior del estado de Oaxaca. Allí, además de echar una mano en todo lo que pueda para aportar algo a la comunidad y apoyar la efervescencia que parecen demostrar los jóvenes artistas oaxaqueños, me dedicaré por completo a la escritura de mi segundo libro de relatos, un proyecto íntima y ampliamente relacionado con mi mirada sobre América Latina, a la que regreso veinte años después de mi primer y largo viaje a la Patagonia chilena. Me siento conectado de un modo especial a lo que me rodea, como sucede siempre que viajo sin un plan cerrado —apenas tengo el billete de vuelta a Ginebra para marzo del 2015, y ni siquiera eso es seguro—, instalado en un estado de atención permanente, como el que me invade desde que salí de España. Abierto a lo inesperado en este viaje, de esta experiencia y de todo lo que quede por el momento fuera de las páginas del libro en ciernes, compartiré mis impresiones con todos vosotros siempre que la vida pida paso para ser contada en este Cuaderno de Oaxaca, que publicaré en forma de columna en Ctxt, el nuevo medio digital que acaba de ver la luz en España.

BCN Mes n.º 25 (nueva etapa)


Tras una fase de reflexión de varios meses, regresa con fuerza una de las revistas más irreverentes de Barcelona, con algunos cambios que nos permitirán continuar dando guerra. BCN Mes seguirá siendo una publicación gratuita para todos aquellos lectores que se acerquen los primeros días de cada mes a los puntos de distribución en la ciudad (consulta la lista aquí). En su versión digital, sin embargo, los contenidos menos breves estarán restringidos, ya que se ha buscado un nuevo modelo de negocio a través de los puntos de distribución y también de las suscripciones, tanto para locales como para lectores. Si quieres recibir cada mes la revista en tu buzón, hay una cuota de 20 euros al año por diez números, y si sólo quieres leer los contenidos en línea, la mitad. Con todo esto, mantenemos una revista gratuita de calidad, ampliamos las opciones de lectura y conseguimos, sobre todo, solucionar otra cosa que trae un soplo de aire fresco y que demuestra que, si se quiere, se puede combatir la fea inercia general en la prensa cultural: a partir de ahora, los colaboradores de BCN Mes vamos a cobrar por nuestro trabajo. Una remuneración de trinchera, más que discreta, pero suficiente para dignificar al menos el tiempo que le dedicamos a preparar los contenidos, lo que sin duda irá en beneficio de todos, empezando por los lectores.

Por mi parte, estaré a cargo de "Cronopios BCN", una sección mensual de entrevistas breves a escritores, editores y otros agentes culturales de la ciudad de la que os dejo una muestra, con un extracto del estreno de noviembre. Y, desde el mes que viene, regresaré también en la misma página con un pequeño apartado de reseñas literarias. Bienvenidos a la nueva BCN Mes.

Foto: Dinah Robledillo
CRONOPIOS BCN
BY SERGI BELLVER

JUAN SOTO IVARS

Tras su debut con La conjetura de Perelmán (2011) y la confirmación del talento que supuso Siberia (2012), Juan Soto Ivars (Águilas, 1985) acaba de publicar su tercer libro, Ajedrez para un detective novato (Algaida), una sátira ibérica y desternillante. Soto Ivars es tan políticamente incorrecto como genuino, tan afilado destripando la actualidad como emocionante al contar historias. Estrella y azote de las redes sociales, Juan es además un buen amigo y, ahí están las pruebas, el narrador con más proyección del nuevo panorama literario en castellano.
En tu escritura palpita siempre el humor, pero Ajedrez para un detective novato es la más decididamente satírica de tus novelas.
Me he reído mucho escribiéndola. Quería hablar de España y para hacerlo hay que reírse. ¿Cómo escribir sobre lo que no tienes perspectiva? Deformándolo, al modo de Valle-Inclán. Y en esa deformación esperpéntica de España he encontrado un camino que agradezco a don Ramón.

Relato en la revista Calle 20


En el número de junio de la revista Calle 20 he publicado mi relato breve "Banana Dream", que escribí en exclusiva para la ocasión y que ha ilustrado Pablo Moreno. Quiero darle las gracias al equipo de Cuentos para el andén por contar conmigo para esta sección, en la que ya han publicado autores como Eduardo Halfon, Alberto Chimal o Miguel Sanfeliu, entre otros. Calle 20 es una revista mensual de cultura, moda, tendencias y ocio que se distribuye de forma gratuita en numerosos locales de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. También pueden leerse sus contenidos en las versiones digitales para web y móviles, o el PDF de la revista al completo en ISSUU.



Microcríticas literarias en Twitter (I)



Desde hace casi un mes he empezado a publicar en mi cuenta de Twitter lo que, por resumir, he llamado "microcríticas literarias", y que iré recopilando cada cierto tiempo en esta página. El objetivo no es otro que el de orientar al lector de un modo directo y según un criterio que será mejor o peor, pero que para muchos, y tras mis colaboraciones como crítico literario y periodista cultural en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia, las revistas Qué Leer, Tiempo y BCN Mes y varios medios digitales, ya se ha ido ganando en los últimos años un mínimo de credibilidad. Los motivos principales para dar salida a esta suerte de "microrreseñas" (nombre quizá más propio, pero algo más feo) son, entre otros, el poco espacio del que dispongo para la crítica profesional en los medios (donde propongo a veces reseñar títulos o tratar temas, por lo visto, "demasiado minoritarios" y que no pasan el corte) y la simple y llana falta de tiempo para leer y reseñar todos los libros que me llegan de los departamentos de prensa de las editoriales o que me envían sus propios autores. Y además, por varias razones, desde las más inmediatas (hay que ganarse la vida) a las más complejas (después de que mis peores experiencias laborales y personales en el ejercicio de la crítica literaria y el periodismo cultural fueran, precisamente, con medios que por norma no remuneran a sus colaboradores), ya no me compensa dedicarme a esto por amor al arte, cosa que sin embargo sigo haciendo en casos puntuales, como por ejemplo en la revista BCN Mes, ya que en mi columna mensual dispongo de libertad absoluta para elegir los contenidos y consigo hacerle llegar mis recomendaciones a buen número de lectores, al menos en la ciudad de Barcelona.

Puede que todo esto no suene demasiado romántico, pero así están las cosas, con revistas amenazadas por el cierre o que, por imperativos de dirección, prestan cada vez menos atención a las letras en sus secciones de cultura. Como digo, seguir empleando horas de escritura (cuando la propia obra y otros menesteres las reclaman desesperadamente) de forma altruista es cada vez una opción menos atractiva para mí. Y entiendo que también para otros: de mi etapa al frente de la revista 330 ml, en la que la concisión (junto con la pluralidad) también era bandera, guardo buenos recuerdos por los aciertos de muchos y he sacado partido de no pocas lecciones tras los errores propios y ajenos, pero aunque no fuera el único, el motivo fundamental de su cierre fue, precisamente, que tras sus seis meses de vida no conseguí encontrar financiación para remunerar a los colaboradores, una condición sine qua non para cualquier proyecto que emprenda en el futuro y que la coherencia personal impone.

Por otro lado, es imposible abstraerse de las posibilidades de las redes sociales y del uso que de ellas hacen escritores, editores, lectores, críticos y otros agentes culturales (empezando por los libreros, un colectivo especialmente activo que con Twitter, Blogger, Facebook y demás ha tomado un protagonismo muy interesante y necesario en los últimos años), por lo que sintetizar en la cápsula de un tweet lo que le ha suscitado a un crítico la lectura de un libro, además de una tarea mucho más ardua de lo que parece a primera vista, puede ser sobre todo útil para el lector más o menos apresurado y, demasiadas veces, saturado de información.

Esto no es tan diferente a los comentarios que a menudo pueden hacerse dos escritores (dos lectores) acodados en la barra de un bar, cuando se preguntan por sus últimas lecturas y suelen ser bastante más francos y directos que en público (de hecho, con algunos libros el divorcio entre lo que se comenta en privado y lo que se dice o se calla en los medios es casi total). Sí lo es en la presentación de esa síntesis, pero mis "Microcríticas literarias en Twitter" básicamente recogen ese mismo espíritu lapidario y sincero que algunas veces la crítica literaria olvida. El formato será siempre bien sencillo: título del libro, autor, editorial (con su cuenta en Twitter, si la tiene), valoración y enlace a la ficha del libro en el sitio web de la editorial. En cuanto a mi valoración, la fórmula se me antoja casi la única posible en un espacio tan reducido como un tweet, con un escueto titular precedido por una nota entre cinco categorías (resumiendo a destajo): mal libro (★☆☆☆☆), libro fallido con detalles interesantes (★★☆☆☆), buen libro (★★★☆☆), libro excelente (★★★★☆) y obra maestra (★★★★★). He elegido las estrellas no por capricho, sino por su familiaridad para el navegante digital, ya que es un formato bastante usual en la red, desde las páginas más generales a las especializadas, como por ejemplo Goodreads. Pocas veces, pues, emplearé las cinco estrellas (por mucho que digan algunas fajas y solapas de libros, no, no abundan las obras maestras) y casi nunca sólo una, por permanecer fiel a mi filosofía de prestar más atención a las buenas lecturas que a perder y hacer perder el tiempo con las otras. De momento la acogida de la iniciativa está siendo bastante buena y, por supuesto, acepta imitadores.

BCN Mes, número 7

Primer número de 2012 en BCN Mes, especialmente dedicado a la ciudad de Barcelona y su pasado reciente. Edición en papel con 15.000 ejemplares gratuitos que han comenzado a repartirse desde hoy por casi 500 locales y en las diferentes sedes de la Universidad de Barcelona. En sintonía con el tema de este número, he dedicado mi columna Bloomsday Menu (página 21) a reseñar tres libros que tienen a la ciudad (y a la memoria) como protagonista, las novelas Paseos con mi madre, de Javier Pérez Andújar (Tusquets) y El día de mañana, de Ignacio Martínez de Pisón (Seix Barral), y el demoledor ensayo Carcelona, de Marc Caellas (Melusina). Podéis consultar el PDF de la revista en este enlace a ISSUU.

Mis lecturas de 2011 en Hermano Cerdo


Como el año pasado, he compartido de nuevo con los lectores de Hermano Cerdo, la "revista electrónica de literatura y artes marciales en español y derivados editada desde 2006", algunas de mis lecturas de 2011. Para quien siga un poco esta página y mi trabajo en general, no hay grandes sorpresas, pues muchos de los libros que menciono los he reseñado a lo largo del año en diversos medios, pero es cierto que al escribir el otro día esta nota (que es justo eso, no una lista ni un ranking cerrado) regresaron a mi memoria con más fuerza que otros, y supongo que eso querrá decir alguna cosa. Buenos libros han sido unos cuantos más de los que ahí están (sin contar los que leí por trabajos varios y por un proyecto editorial que verá por fin la luz en 2012), pero los que figuran en ese recordatorio han sido, sin duda, varias de mis mejores lecturas del año, más que recomendables para los demás lectores.

BCN Mes, número 6

Número de diciembre, 15.000 ejemplares gratuitos que se empezarán a repartir desde hoy por casi 500 locales de toda la ciudad y en las diferentes sedes de la Universidad de Barcelona. Este mes he dedicado mi columna Bloomsday Menu (página 21) a obras en las que se pasea por las partes más sombrías del parque humano, con reseñas a las novelas Tangram, de Juan Carlos Márquez (Salto de Página) y Últimos días en el Puesto del Este, de Cristina Fallarás (DVD Ediciones), junto a un breve artículo sobre las novedades de la editorial Valdemar, con especial atención a su magnífica edición ilustrada de Moby Dick, de Herman Melville. Podéis consultar el PDF de la revista en este enlace a ISSUU. No os perdáis tampoco las columnas de Manuel Astur (p.13) o Rossella Cascone (p.9), música y comida para el alma y el cuerpo.

BCN Mes, número 5

Número de noviembre, 15.000 ejemplares gratuitos en casi 500 locales de toda la ciudad y en las diferentes sedes de la Universidad de Barcelona y versión web (BCN Mes). Este mes he dedicado mi columna Bloomsday Menu (página 21) a escritores noveles, con reseñas a los libros Pitcairn, de Alejandro García Ingrisano (El Olivo Azul) y Setenta acrílico treinta lana, de Viola di Grado (Alpha Decay), junto a un artículo con declaraciones de Salvador Galán Moreu, Alejandro García Ingrisano (la foto es de Ana Himes, en la librería Tipos Infames de Madrid), Julio Fuertes Tarín, Ernesto Castro, Juan Soto Ivars y Jenn Díaz. Podéis consultar el PDF de la revista en ISSUU.

BCN Mes, número 4

Número de octubre, 15.000 ejemplares gratuitos en casi 500 locales de toda la ciudad y en las diferentes sedes de la Universidad de Barcelona y versión web (BCN Mes). En esta ocasión podréis encontrar, en la sección "Writers based in Barna" (página 3), una entrevista (en catalán) al escritor Borja Bagunyà, autor del libro de relatos Plantes d'interior (Empúries). Y en la página 21, la columna Bloomsday Menu, este mes dedicada a la literatura y el viaje con las reseñas a los libros Rusia imaginada, VV. AA. (Nevsky Prospects), y Guía de Mongolia, de Svetislav Basara (Minúscula), junto a un texto sobre el nuevo libro de Jordi Esteva, Socotra. La isla de los genios, publicado por la editorial Atalanta. En la página 22, además, un anuncio de la antología Doppelgänger. Ocho relatos sobre el doble + bonus track (Jekyll & Jill). Podéis consultar o descargar el PDF de la revista completa o la página que os interese en el siguiente enlace.

John Collier en Qué Leer

RELATOS MAESTRO DEL CUENTO FANTÁSTICO 

“Fiesta en una botella”
 
Autor: John Collier
Traductor: Daniel Gascón
Editorial: Contraseña
200 páginas. 16,50 euros.

Si es usted de esos lectores que aún lee prólogos, comience este libro por el apasionado posfacio de Ray Bradbury. Luego prescinda o no del prólogo de Iwasaki y de esta misma reseña, pero no tarde demasiado en acometer la lectura de los relatos de John Collier porque es muy probable que, como le sucedió al autor de Farenheit 451, le quemen a usted la desconfianza para siempre: todavía es posible hoy descubrir a un grande, darse de bruces con la mejor literatura, aquella que, sin dejar de ser alta, escarba en nuestro sótano existencial y tiene además la elegancia de no dejarse el humor y la imaginación por el camino.

Agavillados de Fancies and Goodnights (1951), la edición completa de sus cuentos (donde el posfacio de Bradbury fue prólogo), los quince relatos de Fiesta en una botella bastan para presentar a Collier, gracias a la cuidada edición de Contraseña, como un cuentista al nivel de los maestros, género fantástico aparte, con relatos como “Sábado de lluvia” (versionado por Hitchcock) o “El aperitivo” (adaptado para la mítica serie The Twilight Zone), que hablan también de su capacidad para el guión. Casi sin querer, reinterpreta a su vez Collier a Goethe en “El Diablo, George y Rosie” o avanza toda una fábula de nuestro tiempo en “Onagra”. Sus cuentos, a través de cierta poética de la derrota, pero sin lo solemne, y de un maravilloso desencanto, revelan a John Collier como soberano de un mundo propio, irónico e irreverente.

Sergi Bellver


JOHN COLLIER (Londres, 1901-Los Ángeles, 1980). Se mudó de Inglaterra a Hollywood en 1935 para trabajar como guionista de cine y televisión. Poeta y novelista, destacó sobre todo como autor de cuentos fantásticos.

Argumento

Quince relatos seleccionados entre la obra cuentística de John Collier, con el hilo común de lo fantástico, lo insólito de la conducta humana y el mejor humor negro. Relatos sobre perdedores y pecadores en la encrucijada, genios en la botella, padres desbordados, pactos traperos con el Diablo y jugadores de póquer con dudas existenciales. Alegorías veladas sobre la deriva contemporánea que muestran la sabiduría del autor a la hora de retratarnos a todos.

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Publicado en el n.º 169 de la revista Qué Leer, de octubre de 2011.

Bitácoras literarias en El Cultural

En el último número del suplemento El Cultural del diario El Mundo (viernes, 29 de julio de 2011) se publicó el artículo "Las mejores bitácoras literarias", en realidad un listado de bitácoras literarias en español, que reproduzco hacia el final de esta entrada (ver artículo en el enlace). Para confeccionarlo, Daniel Arjona, de la redacción del suplemento, nos preguntó a treinta escritores por nuestros blogs literarios favoritos. Envié al siempre atento Daniel mi respuesta con algunos comentarios, seis bitácoras y una apostilla en la que confesaba que dejé hace tiempo de ser lector asiduo de blogs (en especial de creación literaria, consultando sólo de vez en cuando algunas páginas de crítica y opinión) y que, en realidad, ni siquiera me podía ya considerar como blogger, ya que (deliberadamente), esta bitácora se ha convertido en una página de difusión de mis actividades profesionales. Hace tiempo que decidí dejar de lado mi labor específica como blogger y la búsqueda de una crítica literaria alternativa a los medios convencionales, cosa que me descorazonó o que sencillamente me planteo de otro modo, es decir, desde los propios medios, además de dedicar ahora mis energías a la escritura, la edición y los libros.

Sí, "renegué", por decirlo así. Sin embargo, y ya como mero lector de blogs, he de confesar que, aun a sabiendas de lo perverso e injusto de cualquier lista, la que nos ocupa ha hecho que me plantee algunas cuestiones, en torno a ese artículo, a los blogs y a la parte de autocrítica que nos toca a todos aquellos a quienes nos interesa, en definitiva, la literatura de nuestro tiempo: ¿Por qué la mayoría de blogs que aparecen en ella son de escritores ya posicionados en el mercado editorial? ¿Por qué hay tan pocos bloggers que escriben y sí tantos "escritores con blog" en ella? ¿Por qué, en especial en el campo de la crítica literaria, no aparecen blogs colectivos en la lista, cuando en muchos casos son tanto o más visitados que algunos medios tradicionales? ¿Por qué, como opina también el escritor y crítico Jordi Carrión, si la lista es de blogs en español y estamos hablando de una inmensa red de bitácoras a nuestra disposición, no aparecen más blogs latinoamericanos? ¿Por qué no aparecen algunos de los jóvenes bloggers que más han revolucionado la llamada "blogosfera" en los últimos años?

Pero, también... ¿por qué muchos de los blogs seleccionados apenas hacen uso de las posibilidades que ofrece este medio y siguen empeñados en reproducir las fórmulas dedicadas al papel? ¿Por qué columnistas y bloggers se confunden tanto a veces, cuando estos últimos tienen más herramientas a su alcance? ¿Por qué tengo la sensación de que los modos del papel, sus cartas, le siguen ganando la partida a la red? ¿Por qué los blogs tratan a veces al papel con esos modos, y cuando el papel atiende a los blogs, sin embargo, repite su propia inercia? ¿Por qué me asalta también la idea, vaga pero preocupante, de que al final todo se reduce a estar o no estar en la cadena de contactos y afinidades de los demás para que estos tengan en cuenta el trabajo ajeno? ¿Y no será simplemente que no damos abasto, que ya la red, los medios, las librerías, han llegado al punto máximo de saturación y no abarcamos? No tengo las respuestas, sólo la curiosidad y, por qué no decirlo, cierta perplejidad a cuestas. Nada más, pero aunque cuatro de mis seis bitácoras recomendadas hayan entrado en esa lista final, lo cierto es que sigo sintiendo cada vez un desapego más extraño por las bitácoras, tal vez con la sensación, a veces, de oportunidad desaprovechada. Veremos si las redes sociales, más capaces de generar debates de lo que algunos piensan (sobre este tema concreto se han producido un par muy interesantes, en los perfiles de la red social Facebook de los escritores Elvira Navarro y el mencionado Jordi Carrión, sin ir más lejos), resisten como alternativa, al menos, a la hora de compartir y generar diálogo e ideas.

Diario de lecturas, de Vicente Luis Mora

Lector Mal-Herido, de Juan Mal-Herido (Alberto Olmos)

La nave de los locos, de Fernando Valls

Blog de Rafael Reig

Hemeroflexia, de Andrés Trapiello

Libros y bitios, de José Antonio Millán

Moleskine literario, de Iván Thays

El escorpión, de Alejandro Gándara

El blog de Patricio Pron

El lamento de Portnoy, de Javier Avilés

Blog de Antón Castro

Microrréplicas, de Andrés Neuman

El blog de Félix de Azúa

Antonio Muñoz Molina

La Medicina de Tongoy, de Carlos González Peón


Como digo, cualquier lista es injusta, y si en vez de preguntarnos a Fernando Aramburu, Milo Krmpotic, Luna Miguel, Javier Calvo, Elvira Navarro, Álvaro Valverde, Alberto Olmos, Antonio Rivero Taravillo, Carlos Salem, Juan Carlos Márquez, Luis Artigué, Lorenzo Silva, Fernando Valls, Ignacio del Valle, Manuel Vilas, Juan Carlos Méndez Guédez, Carlos Marzal, Arcadi Espada, Laura Fernández, Vicente Luis Mora, Juan Francisco Ferré, Rafael Reig, Pilar Adón, Marta Sanz, Patricio Pron, Eloy Tizón, Eugenia Rico, Mercedes Cebrián, José Antonio Millán, Jordi Carrión, Félix de Azúa, Isaac Rosa, Francisco Ferrer Lerín y a mí, hubieran escogido a otros autores, posiblemente la lista hubiera sido distinta, aunque creo que no en lo esencial. De todos modos, investigue el lector por sí mismo y juzgue, bitácora a bitácora.

El cuento en la revista mexicana Cuadrivio

La revista cultural mexicana Cuadrivio, que cada cuatro meses publica un número digital dedicado a la literatura, pero también a la política, el periodismo, las ciencias y las artes, mantiene en su blog la serie "Suplemento vitamínico de lectura", en la que desde el pasado mes de mayo algunos escritores recomiendan cuentos de sus grandes maestros del género. Hasta el momento han prescrito sus listas los autores David Miklos (San Antonio, Texas, 1970), Tryno Maldonado (Zacatezas, 1977), Fernando de León (Guadalajara, 1971), Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976) y Enrique Serna (Ciudad de México, 1959). Lo mejor de esta serie es que los lectores de Cuadrivio tienen a su disposición los enlaces correspondientes a los textos de casi todos los cuentos recomendados. En esta sexta entrega, la primera a cargo de un autor europeo, prescribo diez píldoras que me parecen indispensables para todo buen lector de cuentos. Espero que os gusten: "Suplemento vitamínico de lectura: Sergi Bellver".

BCN Mes, número 2

Número de julio y agosto, 15.000 ejemplares gratuitos en casi 500 locales de toda la ciudad y en las diferentes sedes de la Universidad de Barcelona y versión web (BCN Mes). En esta ocasión podréis encontrar, en la sección "Arroz Negro" (página 11), los cuentos de Aleix Mora y Àlex Oliva. Y en la página 21, la columna Bloomsday Menu, con las reseñas a los libros La señal y otros relatos, de Vsévolod Garshin (Ed. Contraseña), y B-17G, de Pierre Bergounioux (Alfabia), junto a un breve artículo sobre la nueva editorial aragonesa Jekyll & Jill y su primer libro, Un día me esperaba a mí mismo, de Miguel Ángel Ortiz Albero.